domingo, 12 de febrero de 2017

¿PODEMOS HACER USO DEL HUMOR COMO UNA HERRAMIENTA PARA EL EDUCADOR SOCIAL?


Para los que nos hemos embarcado en el mundo de la educación, sabemos que uno de los aspectos imprescindible es conseguir un vínculo entre educador y educando, sin esta relación, la acción educativa carece de sentido. Por ello la comunicación entre los dos sujetos debe ser desde el dialogo y no desde el monologo, es decir, evitar la jerarquía y dominación para dar paso a la relación democrática. En esta línea no podemos evitar  citar a uno de los grandes pensadores en materia de pedagogía liberadora, Paulo Freire, quien nos aproxima a la idea de la imposibilidad de la educación desde una relación unidireccional,  y dar paso a lo que él llama “Educación problematizadora”; “Así el educador es el que sabe, los educandos los que no saben, el educador el que piensa, los educandos los objetos pensados, el educador el que habla, los educandos los que escuchan dócilmente.” (2008:74). Es decir, la educación desde el dialogo, que permita la expresión  de los educandos, hacerlos partícipes del proceso educativo, la educación entendida como el proceso de liberación de la persona.

La sociedad en la que vivimos se rige por un dogmatismo donde predomina la seriedad y la norma, como afirma el psicólogo Henry Quesada; “Al parecer damos por sentado que la adultez debe traer seriedad, y con esto damos por sentado que se toma como signo de inmadurez la risa, pero paradójicamente es esta parte de la manera en que la evolución humana ha tomado para adaptarse a la realidad” (2016), más adelante entraremos en detalle sobre esta concepción, de momento basta con mencionar, que la educación no está libre de este paradigma, por ello surge la pregunta sobre el papel juega el humor.

Aun sin saber si será una herramienta eficiente para la práctica educativa, podemos observar como si que tiene un fuerte poder liberador.

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