sábado, 28 de enero de 2017

El humor se aprende


Utilizar un tono humorístico para explicar experiencias emocionales propias (sean inventadas o no) promueve el aprendizaje del humor, ver nuestras debilidades desde otra perspectiva y aceptarnos tal como somos.

            A veces me rio de mi mismo
 
 
“Hoy tenía que madrugar y no quería, me he enfadado tanto que he pegado una patada a la cama, ¡que dolor de pie tengo ahora!”,
 “Ayer tuve una pesadilla, me desperté y revisé toda la casa, incluso debajo de la nevera, nunca se sabe donde puede haber un monstruo gigante”
 
 
 
 
Ayuda a los niños a identificarse con el/la educador/a, lo toman como modelo de expresión y auto ironía y se ríen, lo que mejora su atención, a que retengan los aprendizajes y disfruten del proceso educativo.

Los educandos comprenden que se trata de humor, de bromas, pero aprenden que si sabes reírte de ti te aceptas más y que todo el mundo tiene debilidades.

Con el humor es más sencillo entrar en contacto con lo que nos supone una dificultad, con emociones que a veces no podemos entender o controlar.

Los resultados son lo más interesante, los educandos sienten menos vergüenza por sus sentimientos, se conocen mejor y se aceptan, a la vez que comprenden a los demás identificándose con ellos, con sus miedos, por lo potencia también la tolerancia.

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